La ralentización china y el reequilibrio de su economía hacia la inversión y el consumo interno genera nuevas oportunidades para los proveedores extranjeros.
Los últimos datos disponibles apuntan que la economía china crece a tasas del 6,6%. Aunque supone su crecimiento más lento en los últimos siete años, se encuentra por encima de nuestras últimas previsiones, que prevén un crecimiento del PIB del 6,3% para 2016. China experimenta algo parecido a una crisis económica, aunque se trata del tipo de crisis a la que muchas naciones desarrolladas, donde las mejores previsiones de crecimiento se sitúan por debajo del 3%, darían la bienvenida.
El problema de China se encuentra en su éxito como fábrica del mundo. Ahora, la Administración china está tratando de reequilibrar su economía impulsando la inversión y el aumento del consumo. Desde su adhesión a la Organización Mundial del Comercio en 2001, China ha llevado a cabo grandes avances hacia su apertura al comercio internacional, como rebajar los aranceles o eliminar otras barreras comerciales. Además, el Remnimbi continúa en su camino hacia su plena internacionalización. Sin embargo, los proveedores extranjeros necesitan entender y conocer las peculiaridades de la legislación China y sus prácticas de venta para poder planificar su estrategia.
De acuerdo con el último informe difundido por Crédito y Caución, la primera norma para comerciar con China es mantenerse al día con su regulación. China clasifica los bienes en tres categorías (prohibidos, restringidos y permitidos) y el Ministerio de Comercio publica cualquier revisión de la lista. Además, cada año se publican los cambios en el sistema arancelario, que han disminuido del 15% medio en 2000 a 9,8% en 2015. China ha hecho importantes avances en la protección de la propiedad intelectual, no sólo sobre el papel. En 2016 una empresa francesa ha logrado la mayor indemnización por daños, tres millones de remnimbis contemplada en la nueva ley china de propiedad intelectual.
El respeto a las tradiciones chinas es básico para cerrar negocios. En ese sentido, tener una presencia física en el país puede ser un beneficio diferencial para los proveedores extranjeros, ya que permite reuniones cara a cara. Además, es importante aprovechar al máximo las ventajas de las nuevas zonas de libre comercio.
Zona de libre comercio
Una zona de libre comercio (libre movilidad de bienes) es un área de un país donde algunas de las barreras comerciales como aranceles y cuotas se eliminan y se reducen los trámites burocráticos con la esperanza de atraer nuevos negocios e inversiones extranjeras.1 Es una región donde un grupo de países se ha puesto de acuerdo para reducir o eliminar las barreras comerciales.2 Las zonas de libre comercio pueden ser definidas como un trabajo intensivo que involucran el importe de materias primas o componentes y la exportación de productos de fábrica.
Área de libre comercio es una forma de integración que implica la supresión de barreras arancelarias y comerc
En una zona de libre comercio donde los países firmantes del tratado se comprometen a anular entre sí los aranceles en frontera, es decir, los precios de todos los productos comerciales entre ellos serán los mismos para todos los integrantes de la zona, de forma que un país no puede aumentar (mediante aranceles a la importación) el precio de los bienes producidos en otro país que forma parte de la zona de libre comercio.
En 2013 la Administración china estableció en Shangai la primera de la China continental y en 2015 ha creado tres adicionales: Tianjin, Fujian y Guangdong. Muchas empresas utilizan estas zonas para exportar sus bienes y componentes intermedios que son ensamblados y utilizados en procesos de producción para ser reexportados desde allí sin la intervención habitual de las autoridades aduaneras.
Una empresa que quiera afrontar el mercado chino no debe descartar la venta online. El gigante asiático tiene el mayor mercado de e-commerce del mundo, con un crecimiento de las ventas B2C del 25% anual.
Business-to-consumer
B2C es la abreviatura de la expresión Business-to-Consumer
B2C se refiere a la estrategia que desarrollan las empresas comerciales para llegar directamente al cliente o consumidor final.
Business-to-business
Business-to-business (B2B) es la transmisión de información referente a transacciones comerciales, normalmente utilizando tecnología como la Electronic Data Interchange (EDI), presentada a finales de los años 1970 para enviar electrónicamente documentos
El B2B ha venido impulsado también por la creación de portales para agrupar compradores. Así, encontramos, por ejemplo portales de empresas de automoción, alimentación, químicas u hostelería, entre otros. Las compañías se agrupan para crear dichas páginas aglutinando fuerzas lo que les permite negociar en mejores condiciones. El mantenimiento de las páginas se produce pidiendo un canon por cotizar o cobrando a los socios una comisión del negocio realizado en el portal.
En términos generales la expresión business-to-business
Solo por establecer un ejemplo de referencia, el business-to-business aplica a la relación entre un fabricante y el distribuidor de un producto y también a la relación entre el distribuidor y el comercio minorista… pero NO a la relación entre el comerciante y su cliente final (consumidor), esta última relación quedaría ajustada entonces al entorno del B2C (business-to-consumer).
En 2015, sólo el día dedicado al e-commerce generó 12.000 millones de euros en ventas. En este entorno de nuevas posibilidades comerciales, es importante escoger bien el medio de pago, especialmente cuando nuestros últimos estudios apuntan la probabilidad de que se produzca un incremento en los retrasos en pagos en China.